Sólo Mía


"Soy el único hombre de tu vida, Lucía".


"Soy el único".

"Soy el hombre de tu vida".

Una y otra vez. Aquellas palabras aparecían en su mente una y otra vez. Su tono de voz, fuerte,
resonaba en su cabeza, una y otra vez. Evitando centrarse en el trabajo, equivocándose cada dos por tres.

"¿Por qué?"

Había estado a punto de hacerlo. Lo había tenido tan cerca. Pero se rindió. Cayó ante sus ojos de color miel. Se perdió en su mirada triste y desolada.

"Lo va a volver a hacer".

Una voz se hacía eco entre las palabras de él.

Sumida en sus propios pensamientos, preparaba las pizzas para hornearlas durante cinco minutos.

Una lágrima resbaló por su mejilla. Se llevó el brazo hacia su cara, para limpiarse las lágrimas, manchándose de harina. Apoyó la otra mano sobre la masa, desdibujando su forma redonda, sin importarle el tiempo que perdía en sus lamentos. Quería parar de llorar, más no podía parar. Empezó a hipar, su cuerpo daba pequeños brincos, disgustado.

"Eres mía, sólo mía".

Sólo de él. Porque sin él no sabía vivir. Había pasado tanto tiempo a su lado, que le era imposible una vida sin él. La quería, eso era algo que sabía muy bien. Su cabeza estaba hecha un lío, pero su corazón ya había elegido...



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