DECISIONES -Fanfic de Harry Potter-
(Buenas, antes que nada decir que esto es un fanfic y lo que vais a leer a continuación es una idea que tuve sobre el mundo de J.K. Rowling. Gracias a ella que nos enseñó que la vida, con magia, es más divertida. Espero que disfrutéis de la lectura).
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Draco
Malfoy la contemplaba con lágrimas a punto de caérsele de sus ojos. Estaba
atada por unas cadenas.
- ¡SUÉLTALA! – Bramó él,
abalanzándose sobre el Señor Oscuro. Éste rió
con sarcasmo.
- No – dijo con frialdad el malvado
Lord Voldemort – Tú me has traicionado y pagarás por ello –
- ¡PUES ENTONCES MÁTAME A MÍ! ¡ELLA
ES UNA POBRE NIÑA INOCENTE!
En ese
momento, sintió como su mente se doblegó ante otra voz. Una voz que le ordenó
que se apartar de su señor y se retirara. Draco se encontraba bajo la maldición
Imperius.
-
Gracias,
Lucius – Objetó Voldemort. Acto seguido alzó su varita y la dirigió hacia la
pequeña.
-
¡Avada Kedavra!
Un rayo
de luz verde emergió de la varita del subordinado del mago tenebroso y alcanzó
el pecho de la niña.
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Lily
Ryddle se levantó de la cama con lentitud. Sabía lo que acababa de pasar, lo
había visto como si hubiera estado allí realmente. Salió de la habitación y se
dirigió hacia las escaleras. Las bajó lentamente, agarrándose a la barandilla
con fuerza. Cuando Hermione salió a su encuentro.
-
¿Qué
tal has dormido? – Preguntó la castaña.
-
Bueno,
al menos he podido descansar un rato – Susurró la morena.
-
Pero…
- Hermione se llevó el dedo índice a los labios, titubeando - ¿Estás bien? –
Lily la
observó extrañada. No sabía muy bien qué contestar, es más, no sabía a qué se
refería con esa pregunta.
-
Si,
supongo que si estoy bien.
-
Eso
es bueno.
Seguidamente,
Hermione tomó del brazo a la morena y la condujo hacia la cocina de los Black.
Allí se encontraban reunidos casi todos los miembros de la Orden del Fénix.
Ninguno de éstos pudo evitar mirar a la morena con gesto de curiosidad.
-
¿Qué
me ha pasado? ¿Me he manchado? – Curioseó intrigada Lily.
-
Es
verdad – Musitó el pelirrojo de Ronald a su amigo Harry – Si te fijas bien
puedes apreciar el parecido –
-
¿Qué
parecido? ¿Qué pasa? – Lily comenzaba a exasperarse.
-
Nos
mentiste, dijiste que no tenías familia ¡Es mentira! – Acusó Harry a Lily con
un dedo señalándole, enfadado.
-
¿Qué?...
Si, es cierto,… Aunque preferiría no tenerla – Confesó la morena, triste.
-
Así
que ¿lo confiesas? ¡Qué cínica eres! – Gritó Harry encarándose a ella.
El resto
de los miembros de la Orden, se quedaron en sus lugares, no se acercaron a
detener al chico. Pues la mirada que les dedicó Lily hizo que quedaran
inmovilizados en sus respectivos asientos. La mirada era oscura y fría, muy
parecida a la de su padre.
-
¡Me
enteré hace unos meses! ¿Qué quieres? ¿Lo grito a los cuatro vientos? ¿Qué lo
publiquen en el Profeta? ¡¡¡Ni siquiera sabes cómo me sentí cuando ESE
DESGRACIADO me lo reveló!!!
-
Se
supone que éramos amigos ¿no? –Acusó
Harry dándole un puñetazo a la mesa con fuerza.
-
Sí…
- Afirmó Lily con una calma inusual, con los ojos latentes en Harry Potter,
preparando un discurso interno, una respuesta que aplacara a ese joven de la
cicatriz… Por el que murió su madre – Amigos, pero curiosa amistad ¿no? Porque ni siquiera supiste de mi presencia,
hasta que no te movió el interés –
-
¿Interés?
– Harry no sabía a lo que se refería.
-
¿Te
sorprende? Sí, hermanito, interés… En
cuanto el viejo de Albus te contó que yo podría ayudarte a derrocar a los
mortífagos y así matar a Tom.
-
Te
equivocas, no soy tu hermano… Te busqué porque Dumbledore me lo pidió, no por
tu maldito poder.
-
Oye,
Harry ¿no te han explicado nunca que para tener hijos hace falta una pareja? –
Lily se aproximó más a él.
Sirius
Black se acercó a Lily, con la boca entreabierta. En el fondo lo sabía, pero
nunca había querido creerlo. Con el brazo alzado, acarició la mejilla de la
chica.
-
Nunca
quise creerlo, resultaba extraño, una pareja como la de Tom y Lillian… - Apuntó Sirius sin dejar
de contemplarla – Fue una combinación explosiva… A la par que hermosa –
Lily se
apartó de él con lágrimas en los ojos. Caminó hacia atrás, moviendo la cabeza
de un lado a otro.
-
No,
no mientas, su amor no fue hermoso sino enfermizo.
-
¿Cómo
puedes decir eso? Precisamente tú – Saltó Harry con los puños apretados.
-
Precisamente
yo lo digo – Continuó Lily con los ojos anegados por las lágrimas – Porque no
sabes lo que es tener un padre que sólo busca tu propio poder -
En aquel
momento, Draco Malfoy se apareció en la casa de Grimmauld Place. Estaba magullado, con sangre saliendo de las
heridas de la cara. Tenía el brazo agarrándose el estómago, sufriendo del dolor
que todavía soportaba. Sus lágrimas surcaban su rostro sin cesar. Pero el dolor
no le importaba, porque habían matado a su niña y ese dolor era insoportable.
Todos a
su alrededor se vieron sorprendidos mirándole, preocupados. Hermione corrió
hacia Draco, muy asustada.
-
¿Qué
te ha pasado? – Preguntó la castaña sujetando al rubio, que se tambaleaba.
Pero fue
Lily la que contestó, dejando atónito a Malfoy.
-
La
ha matado y no va a parar.
-
¿Qué?
¿Ha matado a una niña? – Hermione no salía de su asombro - ¿Por qué? –
-
Porque
me quiere a mí y no va a parar, tengo que ir con él – Susurró Lily con la mano
en el pecho.
-
No
– Surgió una voz desde el fondo del pasillo.
Lily ya
sabía a quién pertenecía aquella voz. Sin embargo, los miembros de la Orden del
Fénix se dieron media vuelta.
Elijah
caminó hacia delante hasta detenerse frente a Lily.
-
No
vas a reunirte con él, no lo permitiré – Sentenció el joven de ojos azules.
-
Lij,
sabes muy bien que si no voy seguirá matando a más gente.
-
Habrá
otra manera de pararlo.
Lily lo
abrazó con fuerza. Las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos salieron de
éstos, cayendo desmesuradamente por sus mejillas. No quería verle triste. Pero
era su deber entregarse a su propio padre, entregarle su don.
Elijah
no quería perderla, la abrazó con más fuerza que nunca, temía perderla y no
recuperarla.
-
Creo
que ella tiene razón – Apuntó Harry muy serio.
-
¿Qué?
– Elijah se separó de Lily y observó a Harry sorprendido - ¿Cómo puedes decir
eso? –
-
Lily
tienes que hacerlo – La voz temblorosa y llorosa de Draco surgió apenas como un
hilo.
-
Draco
– Lily se acercó a él y le puso las manos sobre las heridas que tenía en todo
el cuerpo – No puedo hacerla volver, lo siento –
-
No
– Gimió Draco – Me has curado las heridas corporales, pero no las del alma –
-
Yo
no diría tanto – Lily puso una mano sobre las de Hermione y le sonrió – Siempre
hay nuevas oportunidades, nuevas vidas por venir –
Draco no
entendió nada en aquel momento. Hermione lo entendería días más tarde, cuando
se daría cuenta que la menstruación se retrasaba aquel mes, porque Lily le
habría dado la oportunidad de esperar un bebé.
Hermione
se llevó a Draco a una de las habitaciones del cuartel general, para que descansara. Dejó solos en
el salón a Harry, Elijah, Ron, su mujer Luna y a Ginny. Lily aprovechó un descuido de Elijah para
escapar. Para escabullirse del cuartel general e ir a reencontrarse con su
pasado.
Cuando
Elijah se percató que Lily faltaba era demasiado tarde. Se puso muy nervioso,
quiso ir tras ella, sin embargo Harry no lo dejó.
-
Por
favor, tengo que ir – Murmuró Lij con los ojos lagrimosos, fue Luna la que se
aproximó a él y lo abrazó.
-
Elijah,
déjala, es lo mejor para todos – Sentenció Harry.
Harry se fue de la habitación,
necesitaba pensar. Pensar en lo que le había contado Lily, que su madre y Tom…
Meneó la cabeza, aquello no podía ser cierto. No podía imaginar a su madre con ese ser.
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