Un Deseo del Pasado 2
Buenas tardes!!! Antes que nada felicitar a todas las mamás y a la mía en particular porque sois grandes y no os merecéis un día sino los 365 días del año.
Por fin os traigo el 2º capítulo de esta nueva historia... A ver qué os parece y, por si no lo había dicho antes, lo digo ahora: los parecidos con la realidad son pura coincidencia, sólo me inspiré en un buen libro de Megan Maxwell y me aventuré a jugar con unos personajes...
* * * *
Por fin os traigo el 2º capítulo de esta nueva historia... A ver qué os parece y, por si no lo había dicho antes, lo digo ahora: los parecidos con la realidad son pura coincidencia, sólo me inspiré en un buen libro de Megan Maxwell y me aventuré a jugar con unos personajes...
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De pronto un rayo partió en dos el
oscuro y frío firmamento. Sarah dejó a su amiga descansar y se marchó a su
habitación. No le gustaban las tormentas, prefería no verlas, sobre todo ésta
que amenazaba con inundarlos. Al contrario que su amiga, Luz, que lo único
que hizo fue cubrirse con la manta y dejarse llevar al mundo de los sueños.
Luz durmió lo que quedaba de la tarde y
toda la noche del tirón. La verdad es que aquel profundo descanso le estaba
sentando de maravilla. Alrededor de las 9 de la mañana cuando abrió, por fin,
los ojos, por culpa del jaleo que empezaba a despuntar en el interior de la
casa.
- ¡SARAH, POR FAVOR! ¡Es muy temprano!
¡Deja de armar tanto escándalo! -se quejó la joven, que estaba medio
incorporada en la cama.
La mencionada no replicó y el silencio
se volvió a apoderar de la casa, dando aún más relajación a la muchacha para
seguir durmiendo. Sin embargo, aquella tranquilidad duró apenas unos segundos,
porque su amiga entró como un torbellino, abriendo la puerta de golpe y
tomándola de ambos hombros para zarandearla con emoción. De tal manera que
cuando Luz abrió los ojos, se encontró con la sonriente y emocionada cara de
Sarah.
- ¿Qué narices...? -empezó preguntando
una adormilada Luz, pero su amiga no la dejó continuar y enseguida la
interrumpió.
- ¿Qué me dijiste anoche? -inquirió
Sarah con impaciencia, instándola a recordar.
- ¿Qué? -a lo que Luz no daba con la
respuesta correcta, su mente se encontraba demasiado aturdida como para pensar.
La joven morena, Luz, apartó las manos
de su amiga de sus hombros y se los masajeó con suavidad, mientras su mente
hacia el esfuerzo por pensar.
- ¿Estás sorda o qué? ¡Anoche! ¡Ayer!
¿qué me dijiste? -los nervios de Sarah estaban a flor de piel y su corazón
bombeaba con bastante rapidez, sino se calmaba podría sufrir un colapso severo.
- Pues no sé, ahora mismo no recuerdo...
¿qué pasa?
- ¡Agh! ¡Luci! -se quejó la rubia con un
gesto de disgusto- ¿No recuerdas que ayer estaba yo emocionadísima
por...?-Sarah pretendía que la sorpresa misma saliera de labios de su mejor
amiga.
Luz pensó durante unos instantes, miraba
por la ventana como los rayos de sol se hacían hueco entre las cortinas. Aquel
brillo le abrió la mente y los recuerdos aparecieron nítidos en su memoria.
- ¡Ah, sí! ¡El libro de Megan! pero ¿y
eso qué tiene que ver?
- ¡Se ha cumplido! -gritó Sarah dando
saltitos en la cama de su amiga.
- ¿Que se ha cumplido qué? -pero no hizo
falta que la rubia le contestara, porque la misma Luz cayó en la cuenta a lo
que Sarah se refería- ¡NO! ¿¡Vivo en un castillo?! ¿Tú eres...? ¿Y...?-
Sarah asintió plena de felicidad. Por
fin sus sueños se hacían realidad, aunque quizás se quedaba en eso: un
sueño.
Luz se levantó rápidamente de la cama y,
así según iba vestida, con un camisón bastante corto e indecente, salió de la
habitación. Nada más traspasar el umbral de la puerta, se quedó quieta donde
estaba, sin dar un paso más, observando el lugar durante unos minutos,
asombrada.
La casa de sus padres ya no era un piso
pequeño de apenas tres habitaciones a las afueras de Madrid... No, ahora se
encontraba en una casa enorme en medio del campo, por lo que veía a través de
las ventanas. La decoración era del más puro estilo medieval que ella hubiera
podido imaginar...
- ¡Virgen Santísima! ¿Qué hacéis así
vestida? -surgió una voz femenina a su derecha.
Las jóvenes miraron en la dirección que
había tomado el sonido de aquella voz, que les resultaba demasiado familiar.
Cuando vieron aquellos ojos del color de la miel, aquella sonrisa tan
inconfundible, no daban crédito y sintieron la imperiosa necesidad de
pellizcarse para comprobar que era real. Pero aquello no podía ser más real que
un simple sueño, insistía Luz para sí misma.
- ¡BEA! ¡TÚ TAMBIÉN! ¿Cómo has llegado?
-Luz se abalanzó sobre ella para abrazarla con fuerza, encantada...
Comentarios
Me está gustando muchooooooo
Sigue así campeona!!