Siempre a tu Lado

"Porque prefiero irme yo antes que ellos. Para no sufrir el dolor de su ausencia. Vivir sin ellos me parece inviable". El teléfono sonó a la una de la madrugada. La mujer de 36 años contestó la llamada, sabiendo lo que se le venía encima. Sin siquiera saludar, la otra persona le contó lo que había pasado. - ¿Ya? -dijo la mujer, estaba en el salón de la casa familiar, y miraba a su hermana pequeña. Su padre acababa de morir. Casi una semana después de ingresar en el hospital. El cáncer daba las últimas puntadas en la batalla. Le habían sedado porque el intestino había sufrido un infarto, tenía las horas contadas. En la puerta del salón acababa de aparecer, Irene, la hija adolescente de la mujer que acababa de recibir la noticia, había comprendido que su abuelo había muerto y regresó a la cocina, llorando. Su tía, Noelia -que tenía 28 años- fue a consolarla. Su padre acababa de morir y ella no podía llorar. Se decía a sí misma que tod...