Carta de un desengaño
"Esta carta va a dirigida a aquel primer amor que nunca fue real. Aquel amor que me hizo tanto daño, que jugó conmigo...
¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me diste ilusiones?
Pienso que fuíste un egoísta. Pienso que, en realidad, yo te gustaba, porque sino ¿por qué fuíste tan cobarde?
Siempre procurabas darme celos con "la otra", cada vez que yo pasaba a tu lado, tú la abrazabas y me mirabas con tu cara de niño pícaro.
Recuerdo cada escena en la que sólo éramos tú y yo. Aquella vez que una compañera me empujó y yo caí encima de tí, con cierta vergüenza.
Aquella vez que saliste corriendo detrás de mí y me agarraste para que no me fuera a mi casa ¿y yo qué te dije? Sonreí y te dije que sabía que irías, que habías hecho precisamente lo que yo quería que hicieras.
También recuerdo cuando estábamos viendo una película de terror, una película que era un asco y demasiado mala. Yo fingí que me había quedado dormida y tú me acariciaste la mejilla. Aquel fue un gesto que me enterneció.
Y aún quedan más escenas, pero todas tenían algo en común: nunca había ninguno de tus amigos delante.
Me hiciste daño, me torturaste ¿Por qué no me dijiste desde un principio que no me querías? ¿Por qué me hiciste todo aquello? Gracias a tus actos, provocaste que creciera dentro de mí un odio intenso. Un odio que hiciera que cada vez que viera tu foto me dieran ganas de vomitar, no de besarte..."
¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me diste ilusiones?
Pienso que fuíste un egoísta. Pienso que, en realidad, yo te gustaba, porque sino ¿por qué fuíste tan cobarde?
Siempre procurabas darme celos con "la otra", cada vez que yo pasaba a tu lado, tú la abrazabas y me mirabas con tu cara de niño pícaro.
Recuerdo cada escena en la que sólo éramos tú y yo. Aquella vez que una compañera me empujó y yo caí encima de tí, con cierta vergüenza.
Aquella vez que saliste corriendo detrás de mí y me agarraste para que no me fuera a mi casa ¿y yo qué te dije? Sonreí y te dije que sabía que irías, que habías hecho precisamente lo que yo quería que hicieras.
También recuerdo cuando estábamos viendo una película de terror, una película que era un asco y demasiado mala. Yo fingí que me había quedado dormida y tú me acariciaste la mejilla. Aquel fue un gesto que me enterneció.
Y aún quedan más escenas, pero todas tenían algo en común: nunca había ninguno de tus amigos delante.
Me hiciste daño, me torturaste ¿Por qué no me dijiste desde un principio que no me querías? ¿Por qué me hiciste todo aquello? Gracias a tus actos, provocaste que creciera dentro de mí un odio intenso. Un odio que hiciera que cada vez que viera tu foto me dieran ganas de vomitar, no de besarte..."
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