8ª Carta de Amor

Voltaire a Louise Denis
Cirey, 23 de septiembre de 1749

Me consuelas, querida mía, de la manera más conmovedora.  Reconozco que lo necesario de verdad. Paso todos los días aquí, llorando, ordenando los papeles que me la recuerdad. No lloro la muerte de una queria, lejos de eso, estoy de luto por un amigo y un gran hombre, y mi tristeza durará con seguridad tanto como mi vida. Tú la harás feliz esta vida llena de tanta tristeza. La dedico enteramente a ti.
Me quedaré aquí dos o tres días más, para acabar de poner todo esto en orden. Pasaré dos días más con una de las amigas de Émilie y después volveré a París con mis con mis caballos, en etapas cortas. No puedo hacerlo de otra forma porque la silla de posta que le dejé a su hijo se ha roto en mil pedazos. Estoy padeciendo todas las dificultades que uno puede experimentar en un campo desolado, lejos de toda ayuda, Pero no las siento. No son más que un pinchazo para un hombre herido. Cirey, querida mía, es el palacio de Alcina. Todo se desvanece. No es nada más que un horrible páramo. Pero todavía te tengo a ti.
Si escribes de nuevo, señala la carta para que se quede en Saint Dizier hasta que yo llegue allí. Estoy deseando ver tus cinco actos en París. Puedes estar segura de que estoy más interesado en eso que en Catilina. o pienso, ni puedo pensar, en las ocupaciones que eran mi deleite, no puedosoportar mi trabajo, pero amaré el tuyo como uno ama a sus nietos. Una vez más, querida, mi corazón y mi vida son tuyos y puedes hacer lo que te plazca con ellos.

V.

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