CUENTO DE PIRATAS
El barco surcaba el mar con precisión, el Capitán se
anticipaba a los movimientos que el viento profería, sin fijarse en nada más.
Aquel fue su error.
Viró el rumbo, sin comprobar el camino y las consecuencias
las tenía de frente. Pues otro navío, con una bandera negra, con una calavera
–que ondeaba arriba en el mástil- se acercaba a ellos.
Piratas.
Ya no podían escapar, estaban demasiado cerca.
Sus
marineros parecían demasiado nerviosos, moviéndose de un lado hacia otro, sin
saber qué hacer. Más el Capitán supo ocultar sus propios nervios y no dejaba de
mirar a través de su catalejo.
Fue entonces cuando vio esa mirada azul,
observándole directamente a los ojos,
sin necesidad de prismáticos.
Era penetrante y le causaba cierto temor.
El
Capitán no sabía a qué atenerse, el viento se levantaba a medida que ambos
barcos se iban acercando. Un remolino se hacía cada vez más grande en el centro
de los dos.
Y cada barco, situado en el extremo, se inclinaba hasta casi rozar
los mástiles.
Los marineros trataban de enderezarlo, más era una tarea
imposible. Sólo el Capitán sabía que aquella tormenta era consecuencia del
dirigente al que seguían aquellos bárbaros.
-
- Es inútil, lo sabes –susurró una voz
oscura en su cabeza- Caerás en mis redes-
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